Resultado de imagen de parejasEn estos últimos días me he encontrado en la consulta con varias personas con pareja estable, con unproblema común: les cuesta sentirse cómodas y disfrutar con su frecuencia sexual.
La verdad es que el sexo, debería representar un lugar de disfrute, de placer, de unión e intimidad, de expresar pasión y amor, de sentirse deseada y atractiva, de tener múltiples orgasmos, en fin… pareciera ser el mejor de los placeres. Además, el buen sexo se asocia a encuentros previos de seducción, un aperitivo en la terraza, ropa bonita y sexy, tono de voz cálido, nada de peleas ni enfrentamientos… quizá muchas expectativas para que el encuentro fluya como en las primeras etapas de la relación. Las parejas saben –porque lo han leído en todas partes– que deben ser “creativos”, romper las rutinas, buscar nuevas formas de dar y recibir placer, ser generosos, etc, etc.
Como nunca, tenemos múltiples consejos sobre cómo enriquecer nuestra vida sexual, pero ocurre que –muchas veces– no tenemos ganas de tener sexo. Esta situación hace que mujeres y hombres se sientan culpables, den muchas excusas a la pareja y a sí mismos sobre las razones por las que no quieren tener sexo; la otra posibilidad es evitar el tema y “normalizar” sin atreverse a hablar con nadie de la escasa frecuencia de su vida sexual.  Al principio eran 2 meses, ahora son 6,  1 año, 2 años, y de pronto “se alinean los astros” y hay una relación sexual, lo que  baja la angustia, y ella y él se sienten más “normales”, obviamente no lo hablan como pareja ni con nadie y entonces, se reinicia el circuito de ausencia de sexo y también de comunicación, vuelven las dudas y angustias internas que no podemos compartir.
Resultado de imagen de parejasEstas personas, así como otras que tienen encuentros sexuales algo más frecuentes, digamos una vez al mes, se sienten extrañas y totalmente fuera de la norma establecida, que consigna que una pareja sana debe tener a lo menos uno o dos encuentros sexuales a la semana. ¿Entonces, que está ocurriendo? ¿En qué estamos fallando?
Resultado de imagen de parejasExisten aquellos que establecen complicidad silenciosa, no hablan el tema, no se quejan, siguen adelante, cada uno con su angustia interna, sin buscar ayuda, evitando el conflicto. Otras, se cuestionan a sí mismas, se sienten no deseados/as, poco atractivos/as, tienen celos y sospechas de infidelidad del otro, o dudas de su orientación sexual, sufren en silencio, pero no hacen nada. Otras, plantean el problema y van a terapia. Generalmente el “no deseado” acusa al “no deseante” de pereza, egoísmo, no tener en cuenta las necesidades de su pareja y surgen una serie de conflictos que buscan comprender la ausencia o baja frecuencia de relaciones sexuales.
Mi opinión es que la complejidad de la sociedad actual, los múltiples roles y sus respectivas exigencias, las dificultades de las mujeres para aceptar su cuerpo, la mayoría se siente gorda o poco atractiva, o no tiene tiempo para depilarse; en el caso de los hombres siguen creyéndose los responsables de que la mujer alcance el placer a través de sus técnicas amatorias, su buen control eyaculatorio y su erección a toda prueba… se sienten evaluados, exigidos y por lo tanto su respuesta es la evitación.
Hay un desencuentro importante porque hay demasiadas exigencias, y lo peor es que no podemos evitar tener altas expectativas, de nosotros mismos y del otro, no queremos arriesgarnos a fallar, y entonces, nuestra autoestima y valor personal lo ponemos en otros roles. El sexo ya no es un lugar de encuentro e intimidad, sino un sitio donde nos sentimos evaluados.
Paralelamente, encontramos placer en los viajes, las compras, la comida gourmet y los restaurantes, el vino caro, los encuentros sociales entre amigos, de manera que reemplazamos el placer sexual por otros y seguimos adelante –con culpa y preocupación– pero sin detenernos a reflexionar que está ocurriendo.
Mi llamado es a recuperar el placer desde el cuerpo, volver a conectarnos, dejar de ignorarlo para privilegiar otras búsquedas de placer, sólo así podremos dar los primeros pasos para volver a tener deseo y sentir excitación. Busquemos masajes, sensualidad, caricias, ocupémonos no solamente de estar bien vestidas, sino también del simple disfrute del cuerpo.